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Al sur del sur, Falklands & South Georgias
Noviembre 14 2017
15 noviembre, 2017 por
Al sur del sur, Falklands & South Georgias
Porton de San Pedro, Administrador

Hay un ruidito interior, una especie de motor de no se sabe cuántos caballos de fuerza, que lo empuja una y otra vez.  Parte de su peripecia vital en el paralelo 33 -donde descubrió la mar de la mano de su padre, quien le mostró un mundo bajo la superficie en el que se sentía cómodo y le resultaba familiar- para ubicarse, en forma periódica, allá en el sur, en el extremo sur del continente.

Agustín Loureiro (1976) es Licenciado en Ciencias Biológicas;  desde el 2001 trabaja como Observador en embarcaciones de pesca industrial en los mares del sur, donde descubrió las islas Georgias del Sur y Falklands o Malvinas.

Los biólogos marinos se encargan de estudiar los microorganismos, plantas y animales que viven en el mar.  Indagan persiguen con apuntes, fotografías e investigaciones lo que se va encontrando;  lo que aparece y desaparece.

Pero desde hace algunos años, su cámara fotográfica comenzó a capturar otras imágenes en una prolongación de su curiosidad.

Entre Montevideo y los mares del sur del sur del continente hay 1.900 kilómetros.  Y allí -en donde convergen siete océanos- se dibuja un mapa de sensaciones e imágenes que se instala en los adentros del biólogo.

"Hay un poco de aventura en mi opción.  Te vas midiendo", dice Loureiro, que en su sangre "corre agua salada", también transcurre una vida familiar ligada a las composiciones, los colores y las obras de arte.

Estas motivaciones -la aventura, la curiosidad, la exploración de sus propios límites- no son raras en quienes dirigen sus almas a encontrarse con un mundo helado, con los azotes del mar y las soledades de un horizonte aproximadamente infinito y blanco.

La Antártida era un territorio de disputas vanidosas entre marinos y naciones, por ejemplo entre ingleses y noruegos.  Frank Hurley fue el fotógrafo de la expedición del inglés Sir Ernest Shackleton.

Herbert Ponting -fotógrafo autodidacta como Loureiro- también ya se había lanzado en travesías en las aguas heladas de la Antártida acompañando la exploración del capitán británico Roberto Falcon Scott.  Era el fotógrafo oficial del explorador que falleció congelado en la Antártida y el que lo registró antes de su muerte.  También estuvo el noruego Roald Amundsen, quien llegó antes que Scott.

Las luces, los avatares humanos, los paisajes, el hielo, las nubes y los contraluces;  todo es un misterio que suele alojarse en la memoria, a veces en forma misteriosa.

"Te quedan los recuerdos de cada viaje".  Pero no alcanza con esas imágenes ubicadas en esa zona de la memoria que suele visitar con frecuencia y con nostalgia.  Era necesario hacer fotos, sentir que un click de su máquina atrapa en forma digital y hace tangible el recuerdo.

Ese instante -intransferible- suele pasar por el corazón.  Es que "recordar" -que proviene del latín "ricordare"- es eso:  mirar la bitácora placentera del alma.

Agustín Loureiro lo logra.  Explora con su lente -como antes Hurley y Ponting- la cotidianidad de una soledad compartida y austera, en donde la vida transcurre entre los límites físicos impuestos por camarotes y cubiertas pero se extiende sin barreras hasta el horizonte, permitiendo explorar miradas hacia las diversas profundidades.

El fotógrafo-biólogo logra una cartografía humana -los retratos de sus compañeros de viaje- y física -animales marinos e imágenes de tierra firme cubierta de nieve-.

Recordar o "ricordare" es lo que busca Loureiro, en el intento por transmitir la experiencia del "viaje" en toda su dimensión más allá de y ayudado por imágenes retenidas en una tarjeta de memoria que lo ubiquen nuevamente en esa zona del mundo en donde no hay fronteras.

"Algunas decisiones importantes las he tomado a bordo.  Cada persona tendría que estar embarcada una vez en su vida", dice.

Sabe que esto no es todo su mundo -incompleto, inasible- pero ya habrá nuevos viajes para seguir capturando su historia de horizontes sin límites e inalcanzables y que no ha podido retratar aún.  Quizás en el próximo viaje lo logre.

Linng Cardozo

Noviembre 2017

Vista general de la exposición.

Diego Lemos, Nicolás Scioscia y Federico Lemez.

Agustín Loureiro y familia.

Guillermo Hambrook, Cecilia Paulós de Idoyaga, Mariana Arancibia de Hambrook, Agustín Loureiro, Inés Arancibia de Mattos, María de la Paz Santoro de Leborgne, Andrea Paulós de Cagnoli y Sofía Loureiro.

Mariana Arancibia de Hambrook y Guillermo Hambrook.

Bernardo Cabrera y Federico Sierra.

Lorena Zeballos y Alejandra Lemos.

Fernando y Germán Ramos.

Andrea Paulós de Cagnoli, Cecilia Paulós de Idoyaga, Lucía Rius de Loureiro y María de la Paz Santoro de Leborgne.

Ignacio Spiller y Martín Arroyo.

Augusto Montes de Oca, Marcelo Viega, Ana Inés Asandri y Martín Canabal.

María de la Paz Santoro de Leborgne, Agustín Loureiro y Félix Leborgne.

Vista general de la exposición.

Vista general de la exposición.

Vista de la exposición.

Vista de la exposición.

Vista de la exposición.