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Llanos, Carlos
Nace en Melo (Cerro Largo, Uruguay) en 1930.
En 1946 ingresa al Taller Torres García, donde permanece hasta el cese del mismo en 1962, participando activamente en todas las exposiciones colectivas realizadas. Trabaja conjuntamente con los discípulos: Jonio Montiel, Augusto y Horacio Torres, José Gurvich, Gonzalo Fonseca y Jorge Visca.
En 1952 es premiado en el Concurso de murales del Taller Torres García y en 1954, seleccionado para el envío Oficial para la Bienal de San Pablo (Brasil).
En 1957 participa en la fundación del 1er. Taller de Artesanía de Montevideo llamado "Sótano Sur". Allí realiza obras en cerámica y metales. En el mismo año, ingresa por concurso como profesor de Enseñanza Secundaria.
Desde 1961 a 1975, realiza varios murales para arquitectos en Uruguay.
En 1976, se radica en Argentina, donde forma artistas en el conocimiento del constructivismo; realizando 8 exposiciones en Buenos Aires y Rosario (Argentina).
Entre 1977 y 1981, forma pintores Argentinos en el conocimiento de la “Pintura Constructiva” en el Taller “Calle Lavalle” y el Taller de “San Telmo”.
En 1982, realiza murales en madera en la Asociación Cristiana de Jóvenes en Sierra de la Ventana (Bahía Blanca, Argentina). Y en 1984 ilustra las obras completas de Alfonsina Storni por Publinter S.A. (Argentina).
Desde 1987 a 1989, dicta clases de pintura en la Casa de Cultura de Cerro Largo (Uruguay).
La Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería y el Ministerio de Educación y Cultura, lo nombran en 2005 como integrante del Comité de Notables de la Cultura Uruguaya en Argentina.
En el 2007, es invitado a participar en la 6a. Bienal de Florencia (Italia), también viaja a Francia y España.
En 2008, retorna definitivamente a Uruguay. Figura en el Libro del Programa “Un niño, un libro” del C.O.N.I.C.E.T.
Participa en el archivo. Latin American Art Museum – Long Beach – California (USA).
En 2009, expone su obra en la 1a. Exposición de Arte Latinoamericano Contemporáneo en Praga, en la Cumbre de la Unión Europea y América Latina (República Checa).
Durante 2010 y 2011, realiza exposiciones en Le Club y La Posta del Cangrejo (Punta del Este, Uruguay) y en la Universidad CEMA -Centro de Estudios Macroeconómicos- de Buenos Aires (Argentina).
Sus obras permanecen en el Museo de Arte Moderno de Madrid (España), Rose Freid Gallery (USA) y en museos y colecciones particulares de Uruguay, Argentina, España y USA.
Exposiciones:
1952- Bienal de San Pablo (Brasil), participa con 5 óleos.
1959- Liceo de Melo (Cerro Largo, Uruguay), 121° Exposición Taller Torres García, participa con 55 óleos.
1964- Galería “Estudio 2”, Salto (Uruguay).
1966- Galería “Porley”, Montevideo (Uruguay), participa con 30 óleos.
1971- Galería “Pinto Ltda.”, Montevideo (Uruguay).
1972- Galería “U”, Palacio Salvo (Montevideo, Uruguay).
1974- Instituto de Arquitectos, Porto Alegre (Brasil).
1975- Galería “Nice”, Buenos Aires (Argentina).
1976- Galería “Azul”, Punta del Este (Maldonado, Uruguay).
1977- Galería “Atica”, Olivos (Buenos Aires, Argentina).
1978- Galería “Knoll”, Montevideo (Uruguay), participa con 50 óleos.
1980- Alianza Francesa, Buenos Aires (Argentina).
1981- Museo Histórico Regional de Cerro Largo (Uruguay).
1982- Galería “Buonarotti”, Rosario (Argentina).
1983- Asociación Cristiana de Jóvenes, Buenos Aires (Argentina).
1985- Casa de la Cultura de Cerro Largo (Uruguay).
1986- Comisión Municipal de Cultura, Tacuarembó (Uruguay).
1986- Centro de Exposiciones de la Intendencia Municipal de Montevideo (Uruguay), participa con 44 óleos.
1986- Banco Credicoop, Nuñez (Buenos Aires, Argentina).
1987- Galería “Artea”, Montevideo (Uruguay).
1987- Casa de la Cultura, Florida (Uruguay), participa con 40 óleos.
1990- Casa de la Cultura de Minas (Lavalleja, Uruguay).
1992- Art Museum of the Americas, Organization of American States “From Torres García to Soto”, Washington (USA).
1993- Sala “Pedro Figari”, Ministerio de Relaciones Exteriores (Montevideo, Uruguay).
1994- Cantegril Country Club, Punta del Este (Maldonado, Uruguay).
1995- Organización de los Estados Americanos en Argentina, participa con 44 óleos.
1997- Galería de la Matriz, Montevideo (Uruguay).
1999- Ateneo de Montevideo (Uruguay).
2000- Club Uruguay, Montevideo.
2001- Centro Cultural “Dardo Rocha”, La Plata (Argentina).
2007- Florence Biennale. El Comité de la Bienal, luego de evaluar su producción artística presente en internet, lo invita a participar en su sexta edición.
2009- Cumbre de la Unión Europea y América Latina, Praga (República Checa). Expone sus obras en la 1ra. Muestra de Arte Latinoamericano Contemporaneo.
2010- Le Club y La Posta del Cangrejo, Punta del Este (Maldonado, Uruguay).
2010- Universidad del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos), Buenos Aires (Argentina).
2011- Centro Cultural de San José (Uruguay).
2012- En el marco de los festejos del centenario del Liceo Juana de Ibarbourú, Carlos Llano es homenajeado con una exposición de pinturas propiedad de coleccionistas particulares.
2012- Es galardonado con el Premio Azur, a su trayectoria artística y al aporte cultural realizado en la ciudad de Melo (Uruguay).
Carlos Llanos en el Museo Zorrilla
Carlos Llanos en el Museo Zorrilla
Pintura melodiosamente dibujada
Hace ya varios años, en diversas y obcecadas discusiones de boliche, Manuel Espínola Gómez intentó convencerme de que el dibujo como disciplina propia no existía, que era apenas una especie de herramienta subsidiaria de la pintura. En ese mismo tipo de charlas había aceptado y aprendido muchísimas cosas, como una manera de ver y entender a Velázquez y a Cuneo, entre muchas otras cosas. Pero nunca acepté esa función pasiva y clandestina del dibujo. Creí, sigo creyendo que tiene fuerza como narrativa propia y que, en algunos casos, llega a ser el gran concertante del escenario pictórico de Carlos Llanos, a través de casi toda su trayectoria, es un clarísimo ejemplo.
Al contemplar sus imágenes, en particular las series que el artista ha llamado pinturas de composición, muy en particular en su última serie denominada las plazas, me atrevo a decir que el dibujo es protagonista rotundo, fundacional. A veces, porque pauta zonas de color. Otras veces, porque transita fluidamente por encima de esas zonas. A veces, porque delimita los componentes de una imagen con precisión. Otras, porque trasciende esos componentes con absoluta libertad. Una plaza ofrece la poética atmósfera de un Nocturno fantástico ejecutada en azul dominante. El azul despliega una sutil variación tonal, de tonos profundos a luminosidades que se presumen inducidas por una luna ausente.
El dibujo funda las distintas intensidades, crea la serenidad rítmica de su composición. Al mismo tiempo, una especie de cuadrícula ortogonal, sin función aparente, genera un contra-ritmo, que recorre toda la sedosa melancolía de la noche, traspasando la dulce, suavísima tristeza que se siente. Pero esa cuadrícula intermitente no es superflua, crea un encaje casi invisible que se fusiona y cuestiona, sin violencia, la placidez del paisaje. En otra obra, Perspectiva fantástica, de Luz más invidente, en tonos de azules casi grisáceos apenas encendidos por delicados matices de un siena rojizo, el dibujo sigue siendo determinante para la gestación de arquitecturas, seres y objetos. Impregnándolos de una reminiscencia constructivista. Las formas ostentan la fantasía sugerida por el título. Una cúpula parece desplegar un estandarte para dominar el cielo. Las velas de un navío parecen invadir la plaza y fracturar su lenta armonía. Una vez más, el encaje de la cuadrícula tratando de serenar el posible conflicto, la epopeya de implicancias míticas.
Si se recorren otras series, incluso el conjunto agrupado como pinturas de observación, ese impulso dibujístico sigue siendo el guión compositivo principal. Ese impulso puede tener la delicadeza de esa cuadrícula inconclusa mediante finísimas rectas. También puede engrosarse para construir la imagen entera. Puede seguir rectas ligeramente fibrosas que parecen querer diluirse en las formas que dibujan o se estremecen radialmente para crear puntos de una desapacible tensión expresiva. Puede independizarse de la función descriptiva y ser apenas parte de un relato abstracto. Entonces abandona toda intención rítmica y se entrega a la sensualidad de la curva, creando la gracia de una leve melodía. Por lo general, el dibujo se atiene a criterios geométricos reconocibles, centros de una ecléctica, azarosa simetría, insinuaciones traslativas, huidizos juegos de diagonales y/o medianas. Composiciones que remiten a figuras planas de tipo regular o irregular, círculos o áreas lunares menguantes.
La virtud esencial de la referida importancia del dibujo es la capacidad de conjugarse con las áreas pictóricas. Con los refinados relacionamientos cromáticos, con las selectivas armonizaciones tonales, con la suave elección de matices. Dicho de otra manera, aunque el dibujo organice la puesta en escena, la ordene, la calme o la fracture, esta termina siendo innegablemente pictórica. La belleza de azules o grises enjoyada por la presencia de rojos, terracotas, sienas, algún toque de ocre.
La otra virtud, de seguro la más importante, tiene que ver con las atmósferas trascendidas por las puestas en escena pictóricas. En base a una recreación, a una fértil actitud singularizadora, llega una remanencia semántica torresgarciana. Incluso, en ciertas obras, se percibe la eclosión compositiva de un Gurvich. Eso sí, con una entonación poética muy diferente. Lo que en Gurvich es torbellino vital, en Carlos Llanos es una despaciosa gracia lírica, una procesión de cadencias frágiles, en precaria estabilidad. También sutiles parcelas de aire metafísico, ciertos rasgos, por ejemplo, de Giorgio de Chirico. Sobre todo en su homenaje a ciertas arquitecturas clásicas, personajes u objetos que presagian la posibilidad del misterio, incertidumbre, un delicado desasosiego. Sobre todo una innegable nostalgia del pasado.
Ninguna de esas incidencias resulta ostensible. Sin apenas lejanas fragancias que impregnan los climas perseguidos. El temperamento del artista se impone sobre ellos con una delicadeza admirable, logrando una pintura, sin paradojas, ásperamente sedosa, austeramente melancólica, rucamente despojada. Y el empeño del dibujo para instaurar una pintura de acumuladas melodías.
Alfredo Torres
Curador de la muestra – Junio 2013