Estilos
- Todos los productos
- Abstracto
- Tapiz
- Alhajas Constructivas
- Arte Contemporáneo
- Constructivismo
- Cubismo
- Escultura
- Expresionista
- Figurativo
- Fotografía
- Geométrico
- Grandes Maestros
- Hiper-Realismo
- Impresionismo
- Muralismo
- Objetos de Arte
- Pintura Americanista
- Pintura Contemporánea
- Pintura Extranjera
- Pintura Folclórica
- Pintura Nacional
- Planista
- Realismo
- Surrealismo
- Taller Torres García
- Outlet
- Escuela Argentina
- Escuela Chilena
- Libros y afiches
- Modernismo
- ab
- abs
- arteco
- figurativo
- gran
- ob
- pin
- plan
Soldi, Raúl
Nace en Buenos Aires (Argentina) el 27 de marzo de 1905, fue un artista plástico argentino de reconocida trayectoria internacional.
En Italia se relaciona con un grupo de artistas de vanguardia. En 1933 regresa a Argentina y es becado por la Comisión Nacional de Cultura y recorre Estados Unidos donde trabaja como escenógrafo en Hollywood.
Desde 1930 presenta obras en el Salón Nacional de Cultura (Buenos Aires, Argentina) y en diversos salones provinciales, en la Exposición Internacional de París (Francia) en 1937, en Nueva York (USA) entre 1941 y 1943, y tras el reconocimiento logrado, a partir de 1934 comienzan sus muestras individuales.
Los temas que trató son variados: paisajes, retratos, temas relativos al teatro y al circo, naturalezas muertas, etc. Ilustró también libros de poesía. Consolidó un carácter constante en su trayectoria: la preocupación por los aspectos formales de la pintura más que por las problemáticas expresivas del lenguaje o la búsqueda de innovaciones. De ahí que su obra no se haya alineado a la modernidad pictórica del siglo XX, habiendo permanecido fiel a la tradición de corte académico, más preocupada en aspectos tales como el lugar del color frente a la forma en términos de composición. Ilustró también libros de poesía.
Hacia 1935, ya en Argentina, comenzó a trabajar como escenógrafo para el cine argentino, tarea que desempeñará por muchos años, hasta mediados de la década del 50 aproximadamente. Esta actividad, con la que se sustentaba, le insumía largas jornadas, por lo que durante mucho tiempo pintó durante la noche. Ya en sus primeras exposiciones en Argentina, presenta obras caracterizadas por la desmaterialización de sus figuras, presentadas como pertenecientes a un mundo de ensueño o de evocación. Esta etapa, que va desde 1935 a 1950, se ha denominado “período amarillo”, por la recurrencia de este color en sus pinturas, debido tal vez a la luz artificial con la que pintaba. Corresponden a esta etapa un gran número de figuras femeninas, jóvenes y gráciles, que aparecen como salidas de otra realidad, imaginada o recordada. No hay claridad anecdótica, sus pinturas presentan una indefinición temática, o una notoria ambigüedad, que contribuyen a esa sensación de irrealidad a la que referíamos. La figuración en Soldi no responde al canon de la Academia, ya que la realiza desde una subjetividad generadora de climas espirituales.
Esto mismo se aplica para sus paisajes suburbanos, sus figuras de circo, bodegones e iconografía cristiana. No persigue la ilusión de tridimensionalidad, sus figuras, estilizadas y sutilmente deformadas, responden a una clara concepción bidimensional, el color se impone a la forma, y la línea, en muchos casos usada en elaborados arabescos, es clave para la desmaterialización que las caracteriza.
Desde los años 50 y hasta mediados de los 70 abundan los colores azules, por lo que estos años se engloban en el denominado “período azul”.
Es la época de las grandes obras de Soldi, donde él ya puede vivir de su pintura.
En el año 1953 comienza a pintar los famosos frescos de la Iglesia de Santa Ana de Glew (Buenos Aires, Argentina). Esta tarea la completaría tras 23 veranos de trabajo cubriendo 250 metros cuadrados y empleando más de 60 figuras. Se trata de escenificaciones de la vida de Santa Ana, para las que Soldi recurre a numerosas referencias a Glew y su entorno. El tema bíblico fue traído al presente y a un lugar físico determinado: el nacimiento de la virgen tiene lugar en el patio de una casa que está en la esquina de la iglesia, las diferentes escenas están plagadas de las vacas, ovejas, gallinas, cardos y molinos que Soldi veía cotidianamente en el pueblo, los vecinos sirvieron de modelos para los distintos personajes. Aplicó mayoritariamente la técnica del fresco según la usanza renacentista: picaba la pared utilizando superficies de 30 a 40 cm, revocaba y pintaba.
En la década del 60 realizó la decoración de la Cúpula del Teatro Colón de Buenos Aires (Argentina), cuya técnica es la tela pintada al óleo y luego al muro. La iniciativa fue de Mujica Lainez. Éste había visitado en París la Ópera Garnier, apreciando allí la obra de Chagall de 1964. De regreso a Buenos Aires cree que Soldi es el indicado para pintar el techo del Colón, por el contenido musical presente en su obra. El 25 de mayo de 1966 se inauguró el conjunto de dieciséis paneles de pintura sobre tela que Soldi concibió y ejecutó para decorar la cúpula. Denominada “Alegoría a la música, al canto y al baile”, es una representación de la vida teatral en sus diferentes aspectos: instrumentos musicales, actores en un entreacto jugando al ajedrez, músicos ejecutando sus instrumentos, actores al ingresar al escenario intercambiando máscaras. Cincuenta y una figuras cubren así 318 metros cuadrados.
En 1968 viaja a Israel, donde pinta en la Basílica de la Anunciación de Nazareth, un mural inspirado en el milagro de la Virgen de Luján.
Entre finales de los años 70 y los 90 transcurre el denominado “período blanco”, en el que su paleta se aclara, constituyendo el blanco un color recurrente.
En 1979 el pintor crea la Fundación Soldi, a la que dona las que considera sus 60 mejores obras. Se trata de 40 óleos, 15 dibujos y 5 grabados, realizados entre 1927 y 1978. A estos se suman atriles, fotografías y textos. En 1982 abre sus puertas en la casa que fuera su residencia veraniega en Glew.
Entre los premios obtenidos se destacan en 1947 “Primer Premio” en el Salón Nacional (Argentina), 1948 “Primer Premio” de Ia Bienal de San Pablo (Brasil), 1951 “Premio Palanza” otorgado por La Academia Nacional de Bellas Artes, de la que fue miembro, 1960 “Mención de Honor” en la II Bienal de México.
Los Museos Vaticanos en Roma incorporaron en 1987 una obra suya titulada "La Virgen y el Niño": con esta última suman dos los cuadros de Soldi que posee la Santa Sede, la anterior se titula "Santa Ana y la Virgen Niña". La Galería de Arte Moderno de Milán (Italia) incorpora a su colección un autorretrato. A partir de ese último año hasta la fecha de su fallecimiento, realizó varias exposiciones, la más destacada en el Museo de Arte Decorativo.
En 1989, creó el mosaico Camerata Bariloche, para el Museo del Parque de Portofino (Italia).
Además de su talento, el destino le había reservado otros privilegios, haber conocido en vida la fama y la gloria, y participar en 1993 de una mega exposición que mostró en el Salón Nacional de Exposiciones “Palais de Glace” (Buenos Aires, Argentina) la maravilla de su obra, convocando a millares de visitantes que disfrutaron incansablemente del refinado e incomparable espectáculo. Quizás nada más justo, que también él pudiera llevar en su retina, semejante acontecimiento.
Sus obras figuran en muchos museos, entre ellos, el de Arte Moderno de Nueva York (USA), y los de Florencia y Milán (Italia).
Fallece el 21 de abril de 1994 en Buenos Aires (Argentina).