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Satut, Jorge
In construction
Jorge Satut y la cinta adhesiva
La palabra “dibujar” proviene del árabe dabacha que significa adornar, configurar. Los griegos utilizaron los términos grafila y gráfica, sucedáneos de grafiké, “arte del dibujo.”
Pitágoras consideró la línea recta como representación del infinito por ser igual a sí misma, mientras que la línea curva representa lo finito porque tiende a volver a su comienzo. Luego, Galileo sentenció que la línea recta no existe, dado que es un fragmento diminuto de la circunferencia de un círculo infinito.
Hace algunas décadas, el artista austriaco Friedensreich Hundertwasser sostenía que la línea recta procedía del infierno, mientras que la línea curva provenía de Dios.
Lo cierto es que, si bien no existen líneas en las superficies de los volúmenes físicos (y no las puede haber, dada su tridimensionalidad), desde el Neolítico el ser humano viene utilizando la línea (el perimetros) para demarcar las formas sobre un plano bidimensional.
El dibujo era, para Paul Valéry, el juicio que habla al juicio por el carácter eminentemente intelectual de la línea, sin sombras que alteren la limpieza de su discurso visual. Y es con ese trazo que el artista debe resolver las rémoras inherentes a la representación.
Oscar Larroca
El dibujo
De las crónicas de Adolfo D´Hastrel a mediados del siglo XIX, hasta el humor gráfico de “Peloduro”, el dibujo uruguayo se fue destacando en distintos espacios de comunicación.
A comienzos de la década del 60 el mundo hervía bajo los paños fríos de una “guerra protocolar” entre los dos imperios hegemónicos, y varios jóvenes artistas tuvieron la afiebrada pasión de intervenir en la historia inmediata con las armas simbólicas que tenían a mano. Así como quienes elegían la técnica del grabado lo hacían convencidos de que era una opción política; quienes adoptaban la técnica del dibujo (a lápiz, a tinta) entendían que era una forma urgente (“pobre” y también política) de responder a la crisis económica y social que signaba el conti nente.
El dibujo permitía problematizar ese momento. En el ámbito local, la eclosión de esta técnica se dio a partir de la década del 60 para ser bautizado como “Dibujazo”; un término acuñado entonces por la crítica María Luisa Torrens para señalar la explosión del heterogéneo movimiento artístico: Álvaro Armesto, Hermenegildo Sábat, Domingo Ferreira, Eduardo Fornasari, Eugenio Darnet, Víctor Mesa, Yamandú Canosa, y Jorge Satut, fueron algunos de sus integrantes. Varios de los nombrados debutaron en la célebre “Feria de Libros y Grabados” de Nancy Bacelo.
Explica Satut: “Dibujar fue el modo que encontramos para expresar lo que sentíamos respecto a una realidad que nos golpeaba duramente. No queríamos tampoco la forma coloreada; queríamos la respuesta inmediata a aquello que nos estaba sucediendo.” (…)